Y por fin llegó la temporada de prebodas. Estaba deseando apretar el boton de mis cámaras, en realidad no he parado de hacer otros trabajos, y algún que otro proyecto personal que he empezado, pero una tarde de campo, de pueblo de prado o de lo que sea en las afueras de Madrid es un respiro... No, mejor, es una bocanada enorme de oxigeno puro.
Me encantan estas tardes con mis parejas, todos vienen con nervios, como expectantes.. Y todos terminan encantados. Pero lo que ellos no saben es que yo termino mas encantado que ellos. Y es que no hay nada como hacer lo que mas te gusta.
Estos son Azucena y Paco, con ellos he empezado este año y no podia haber sido mejor. Ellos son los culpables de este pedazo de reportaje que desprende amor, cariño, complicidad, respeto y mil cosas mas.
Muchas gracias a los dos por este ratito de fotos y cervezas.